A pesar de que el acoso escolar no constituye en si una patología o una afección fisiológica de nuestro organismo, la violencia es considera según la Organización Mundial de la Salud como una de las causas más frecuentes de mortalidad infantil o entre la población adolescentes.
A nivel social, toda la población se hace una idea de lo que se entiende como acoso escolar o bullying. Es considerado como un conjunto de actitudes despectivas y violentas que un grupo de niños adopta hacia otro niño en particular.
Normalmente el grupo acosador está constituido por un líder que es quien desempeña en la mayoría de los casos el papel de acosador y a menudo se relaciona su actitud con una táctica de defensa ante sus propios problemas y dificultades personales.
La personalidad del niño que sufre acoso escolar a menudo suele estar relacionada con la de un niño introvertido y el acoso hace que se encierre más en sus pensamientos, de modo que no llega a contar que está siendo acosado, quizás por su propia personalidad o quizás por miedo a posibles represalias del acosador. El nivel de autoestima y de autovaloración se verán afectados de forma negativa, de manera que repercutirá en muchos de los aspectos de su vida diaria, tanto a nivel escolar como otros muchos.
El maltrato tanto puede ser verbal como físico y suele caracterizarse por repetirse varias veces al día y en toda la semana.
El principal componente de este tipo de conducta es la agresión reiterada y obsesiva hacia una persona determinada, como si se tratase de una manía personal. Sin embargo, hay que ser conscientes de que no sólo se constituye como un problema para la persona que está siendo acosada, sino que también hay que considerar que el acosador también sufre un problema a nivel personal o psicológico que lo conduce a comportarse de este modo.
Será crucial tratar de identificar el problema en ambos casos y tratar de aportar apoyo moral tanto a acosador como a acosado.
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