¿Alguna vez has oído hablar de la escoliosis? ¿Tu hijo se queja frecuentemente de la espalda? ¿Adopta malas posturas corporales estudiando? Si has dudado en alguna de las respuestas a estas preguntas... ¡permanece atent@ querid@ lector@!
Esta patología se puede producir en un niño sano sin que haya ningún tipo de relación causa y efecto de ésta. Cuando las vértebras se desplazan hacia un lado y giran o rotan, se produce una desviación de la columna vertebral que da lugar a una curva en la que las vértebras se apartan del eje central y esto es lo que se conoce como escoliosis.
Aunque hemos dicho antes que la escoliosis no tiene por qué tener una causa, a veces puede deberse a una enfermedad neurológica, tumoral o infecciosa o puede ser que la escoliosis esté relacionada con algún síndrome.
Podemos distinguir tres tipos de escoliosis, utilizando como criterio de clasificación la edad a la que aparece ésta:
- Infantil: entre los 0 y 3 años
- Juvenil: entre los 3 y los 10 años
- Adolescente: a partir de los 10 años
Podemos notar que nuestro hijo adopta lo que se conoce como "actitud escoliótica", que es la curvatura que hace la columna vertebral para tratar de mantener el equilibrio corporal con motivo de la diferencia de longitud de los miembros inferiores.
También podemos observar si se le producen curvas en la columna tras una contractura muscular secundaria a dolor de espalda.
Sin embargo, esto no sería escoliosis como tal, sino una actitud escoliótica que fácilmente se corrige con constantes pero sencillos ejercicios.
La escoliosis como tal se diagnostica con:
- La exploración de la espalda.
- Lo primero que hay que hacer es comprobar la longitud de las piernas: se palpan las dos crestas ilíacas.
- Una vez que se ve que las dos piernas son iguales se buscarán asimetrías entre ambos lados de la columna en busca de prominencias.
- Se revisa la altura de los hombros.
- Se revisa también si el tronco está inclinado hacia un lado (en casos graves).
La prueba clínica más informativa por excelencia es el test de Adams, ya que las prominencias se hacen más evidentes: estando de pie, el niño se inclina hacia delante sin doblar las rodillas, como para tocarse los pies con las manos
.
La radiografía confirmará que existe una curva y si asocia rotación de las vértebras, y cuantificará la curvatura. Hablamos de escoliosis cuando el ángulo de la curva es mayor de 10 grados.
El tratamiento ideal de la escoliosis lo decidirá el traumatólogo de nuestro hijo y podrá ser desde una operación, un corset terapéutico, tratamiento farmacológico y un largo etcétera, todo dependerá de nuestro niño y de su problema.
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